Sobre el cráter
Es un gran cráter del periodo Nectariano con una edad entre 3850 y 3920 millones de años y con un diámetro de 177 km y una profundidad de 3,6 km. Es completamente circular, pero debido a su cercanía al limbo se ve alargado de norte a sur, o más bien, encogido de este a oeste. Junto a su pared oriental tiene un cráter de 37 km difícil de apreciar por el ángulo rasante de visión.
Johann Carl Friederich Gauss
Resumen de su vida
Johann Carl Friedrich Gauss apelado el “príncipe de las matemáticas”, nació el 30 de abril de 1.777 en Brunswick, Alemania. Contribuyó de manera decisiva en la conformación de las matemáticas y la estadística, en especial, en el ámbito de la teoría de los números. Pero además de matemático fue un científico de primer orden, geodesta, físico y astrónomo. En este último campo se hizo célebre con sólo 24 años al predecir el comportamiento orbital del asteroide “Ceres”, empleando el método de los mínimos cuadrados.
Niño prodigio, de padres humildes y analfabetos, su genialidad quedó patente desde muy temprano. Se cuenta que con apenas 9 años, estando en el colegio, el profesor castigó a toda la clase obligándoles a que sumaran todos los números naturales desde el 1 al 100 (1+2+3+….+100). Casi instantáneamente Gauss dio la respuesta: 5.050. Mito o leyenda, lo cierto es que con 15 años detectó un patrón extraordinario escondido entre los números primos y con 19 demostró que se podía construir un heptadecágono (polígono regular de 17 lados), con regla y compás.
Su primer libro publicado en 1801 «Disquisitiones Arithmeticae[«, le permitió cartearse con un brillante matemático francés de ese momento, un tal Monsieur Le Blanc. Años más tarde esta correspondencia tendría consecuencias importantes, ya que en 1806 el estado de Hannover quedó bajo el control de Napoleón y los profesores, entre los que se encontraba Gauss, debían pagar al gobierno francés un impuesto de 2.000 francos (una pequeña fortuna). Éste se negó, poniendo su vida en gran peligro. Fue la influencia de este misterioso Monsieur Le Blanc, la que le salvó. Al agradecérselo descubrió la verdadera identidad: se trataba de una mujer Sophie Germain, gran pionera de la teoría de la elasticidad que se vio obligada (al ser mujer) a desarrollar toda su vida profesional bajo este seudónimo.